miércoles, 27 de abril de 2011

La historia de los Eldar y sus distintas facciones.

De una pequeña conversación en Féisbuc se me ha invitado a desvariar un rato sobre el trasfondo de los Eldar, algo que hago encantado siempre que puedo -sí, soy ese tipo de persona-. Así que, queridos y queridas, si queréis saber más, ya sabéis... detrás del salto. Os lo advierto: es largo.


No hagas preguntas a los Eldar, pues te darán tres respuestas, todas ellas ciertas y todas ellas terribles.
-Inquisidor Czevac

En un principio vinieron los Ancestrales. El término "dioses" no se les puede aplicar, o no en su sentido tradicional. Se cree que eran formas de vida extremadamente avanzadas, provenientes de otra galaxia, y tan poderosas que podían manipular las energías cósmicas a su antojo. Crearon la gran mayoría de formas de vida de la galaxia: Eldar, Tau y Humanos son obra suya, como los Demiurgos, los Kroot, los Slanni y tantas otras razas menores dotadas de inteligencia. Los Orkos vinieron sobre los cascos de las naves de los Ancestrales como si fueran percebes estelares o algo así, y los Necrones... Los Necrones son lo que queda de los Necrontyr, una de las primeras razas creadas por los Ancestrales y convertidos en un arma contra ellos por aquellos contra los que guerreaban: los C'Tan.
Para responder a la ofensiva es para lo que los Ancestrales crearon a los Eldar, los más parecidos a ellos mismos: extremadamente potentes psíquicamente, con una esperanza de vida extremadamente larga.
En su planeta natal había tres lunas: una roja, una blanca y una verde. Crecieron y se multiplicaron como los hijos mimados de los Ancestrales, y nunca morían del todo, porque sus almas se reencarnaban en el mismo momento de morir su cuerpo previo.
Aquí conviene hacer un inciso sobre la naturaleza de la Disformidad: es un plano paralelo de existencia, un no-lugar en el que los sentimientos, las emociones y las pasiones coagulan en grumos de emoción pura. Las emociones complejas se descomponen en sus partes y van a formar parte de la inmensa "nube" de la Disformidad que corresponde. A lo largo de los milenios, estas inmensas nubes adquirieron consciencia de sí mismas en un sentido totalmente alienígena del término, y desearon ser más grandes, más poderosas. Para eso necesitaban interferir en el mundo mortal y reclamar más "alimento"... pero de momento no podían.
Volvamos a los Eldar: su Imperio abarcó la práctica totalidad de la galaxia. El viajar de un punto a otro tomaba meros instantes, gracias a la Telaraña, y su tecnología, alimentada por sus capacidades psíquicas, era tan poderosa que podía moldear incluso el pensamiento. No había nada que supusiera un desafío para los Eldar, ni en un plano militar, ni mental ni cultural. El Universo ya no tenía secretos para ellos, así que se volvieron hacia ellos mismos. Sus sentidos, mucho más desarrollados, sensibles y amplios que los nuestros, anhelaban satisfacción. ¿Qué freno puede haber para una especie cuya tecnología les permitía extinguir estrellas a voluntad si se dedican a complacer todos sus deseos?
En un principio era simplemente vivir cosas diferentes: actividades arriesgadas, persecuciones obsesivas de enigmas metafísicos, arte deconstructivo... Pero todas esas cosas están a un paso de que un Eldar se pregunte, por ejemplo, "¿Qué se siente al enamorarte de alguien y luego matarlo?" o "¿Y si pinto mis obras con mis propios fluidos... o los de otro?". En esta época surgió Commorragh, el Puerto más importante de la Telaraña. Lejos del influjo de los Consejos de otros planetas y ciudades, se convirtió en el sitio donde todo vicio y placer podían ser satisfechos. Pero esa es otra historia...
Todo el inmenso potencial psíquico de los Eldar se dirigió hacia simplemente experimentar por experimentar, fuera lo que fuera, con tal de que fuera intenso y novedoso. El eco que esto estaba teniendo en la Disformidad convirtió el viaje a través del Immaterium en algo imposible, haciendo que todas las especies que usaban este medio de transporte lo vieran como algo peligroso, casi suicida.
Algunos de los Eldar quedaron asqueados por aquello en lo que su glorioso imperio se había convertido, y se marcharon a los mundos más lejanos del centro del Imperio para que el trabajo duro y el ascetismo de una vida sin comodidades purificara sus existencias. Son los actualmente conocidos como Exoditas, Eldar que han renunciado a casi toda su tecnología y que viven una vida sencilla en planetas apartados, sólo ocasionalmente mezclándose en los asuntos de los Eldar en general.
Poco después, los Videntes comenzaron a advertir de que el desastre era inminente. Como profetas del apocalipsis, advirtieron a la población. Las Hebras del Destino eran claras, y la Runa atherakhia era omnipresente en sus trances: la Destrucción. Las casas nobles y los dirigentes de los cultos al exceso les denostaron como cobardes e indignos de su especie. Por primera vez la raza Eldar sintió el pesar por su propio destino que desde entonces no les ha abandonado. Aquellos que quisieron escuchar a los Videntes construyeron los Mundos Astronave, inmensas naves del tamaño de pequeñas lunas con velámenes etéreos del tamaño de continentes. Entre el desprecio y la burla de sus semejantes, huyeron.
Por fin liberados de los cobardes y los indecisos, el resto de Eldar que quedaban en el Imperio (la práctica totalidad) se lanzaron a la persecución de más y más placeres y experiencias cada vez más extremas. La Disformidad estaba más agitada cada vez, mientras la nube de emociones correspondiente a la experimentación y el placer crecía a pasos agigantados, alimentada hasta lo indecible por el inmenso potencial psíquico de los Eldar. Con un grito que resonó a través del espacio y el tiempo, esa nube cobró consciencia de sí misma: Slaanesh, el Príncipe Negro, dios de los Excesos, acababa de nacer. El grito desgarró la mismísima realidad, formando un agujero que comunicaba el mundo real con el universo disforme en el mismo centro del Imperio Eldar. el Ojo del Terror. La inmensa mayoría de la población del Imperio Eldar fue consumida por el nacimiento de Slaanesh, sus almas arrancadas de sus cuerpos para sufrir un tormento eterno en su Palacio. En un abrir y cerrar de ojos, el mayor imperio que jamás ha existido en la galaxia quedó destrozado. Hasta los dioses Eldar (las personificaciones de los conceptos que consideraban importantes) fueron devoradas por Slaanesh, con dos excepciones: Cegorach, el Dios que Ríe, escapó de Slaanesh cuando este fue desafiado por Khaela Mensha Khaine, el Dios de la Mano Ensangrentada, personificación de la ira y el odio de los Eldar. Cegorach se escurrió a la Telaraña, y desde entonces tuerce los planes de Slaanesh a través de sus hijos, los Arlequines. En cuanto a Khaine, presentó batalla a Slaanesh, pero por su propia naturaleza también pertenecía en parte a Khorne. Aquella batalla a tres bandas acabó con Khaine explotando en mil pedazos, cada uno de los cuales fue recogido en un Mundo Astronave para formar el Avatar de Khaine que despierta cuando la guerra canta en las venas de los Eldar.
Exhausto y ahíto, Slaanesh descansó por fin. Las almas de todo Eldar que muriera serían suyas a partir de ese entonces y para toda la eternidad. La Disformidad, calmada al final, quedó en reposo, volviendo a permitir el viaje.
Los mundos del corazón del Imperio Eldar que fueron absorbidos por el Ojo del Terror se convirtieron en lugares horribles de tormento eterno, donde las hermosas formas de la arquitectura y el arte Eldar son retorcidas para convertirse en parodias crueles de sus creadores y la inutilidad de todo su refinamiento.
¡Qué saben los humanos de nuestro dolor! Hemos cantado lamentos desde antes de que vuestros ancestros salieran de las aguas arrastrándose sobre sus tripas.
-Vidente Eldrad Ulthran
La mayoría de los Eldar murieron en ese primer instante. Sólo unos pocos sobrevivieron para ver su mundo reducido al desastre: los Exoditas, que se vieron vindicados y, aunque sufrieron por su raza, se reafirmaron en sus creencias; los primeros Mundos Astronave que partieron, porque los más lentos fueron devorados también por Slaanesh; y los Eldar de la Telaraña, los Arlequines y los ahora conocidos como eladrith ýnneas, los Eldar Oscuros de los puertos como Commorragh, Shaa-Dom, y otros.
Desde entonces, las cuatro facciones Eldar han seguido caminos distintos y progresivamente divergentes.
Los Exoditas son vistos por los demás como atrasados, retrógrados poco sofisticados y en ocasiones incluso traidores a su propia raza. Por su parte, ellos están contentos con que les dejen en paz. Los grandes Espíritus del Mundo (canales de energía psíquica que cruzan sus planetas, dirigidos y guiados por monolitos cristalinos) capturan sus almas cuando mueren para que La Que Tiene Mucha Sed, el Príncipe de los Excesos, no la devore.

Los Eldar de los Mundos Astronave, que por encima de todo tienen miedo a que se repita la Caída, han aprendido a encauzar el carácter obsesivo de la psique Eldar con el sistema de las Sendas: cada Eldar en cada momento de su vida dedica todo su potencial a una cosa y sólo a una, y la perfecciona y domina hasta extremos impensables para un simple humano, un Tau o un Orko. Hay miles de sendas, desde las que enseñan al Eldar a construir obras de arte hasta las que le enseñan a sanar... o a matar. Cada uno lleva una Piedra del Alma, que captura su alma y su mente cuando muere para que no sea devorada por Slaanesh. Estas joyas son luego implantadas en el Circuito Infinito del Mundo Astronave, y el Eldar pasa a formar parte de su consciencia colectiva. Su experiencia, su consejo y sus pensamientos podrán ser consultados por los que aún siguen vivos, o extraídos para ser implantados en un Guardián Espectral o un inmenso Señor Espectral si la ocasión lo requiere. Los Mundos Astronave vagan por la galaxia, cada uno de ellos prácticamente una civilización distinta, desde el belicista Biel-Tan hasta el ascético Iyanden, pasando por el salvaje Saim-Hann, el místico Ulthwé o el misterioso Altansar. Cada Eldar lucha toda su existencia contra la tristeza por la gloria perdida y la ira contra las razas menores que osan llamarse dueños de la galaxia.
Antaño incluso las estrellas vivían y morían según nuestros designios, y aún así os atrevéis a oponeros a nosotros.
-Vidente Mirehn Bielann
Los Eldar Oscuros están aparentemente protegidos en la Telaraña contra las predaciones de La Sedienta... Pero no del todo. Sus almas se escurren constantemente de su cuerpo, como si fueran cubos con agujeros en la base. Pero estos hedonistas descubrieron que pueden "rellenarse" poco a poco consumiendo el dolor de otros, e incluso aumentar sus ya de por sí increíbles reflejos, emociones y percepciones. Han construido toda una economía del sufrimiento, convirtiéndose en depredadores altamente especializados que se ven a sí mismos como el pináculo de la raza Eldar, lo que todos deberían ser: seres superiores que toman lo que se les antoja de los demás sin pedir permiso ni disculpas. Tras los milenios dentro de la Telaraña, su potencial psíquico se ha atrofiado. Han convertido en delito el uso de poderes psíquicos dentro de Commorragh, que ahora se extiende como un cáncer multidimensional en el corazón de la Telaraña, ocupando niveles de existencia múltiples y alimentada con la energía de los soles cautivos y domeñados por la increíble tecnología de los Eldar Oscuros. Las Cábalas y Casas Nobles, algunas de las cuales se remontan a los días anteriores a la Caída, se disputan el poder entre sí, mientras los Cultos de Brujas llevan la lucha al nivel de arte ritual y los Hemónculos refinan sus artes hasta ser capaces de regenerar cuerpos enteros o de infligir dolores atroces durante siglos a un sólo sujeto antes de permitirle, por fin, morir.
A menos que nuestros primos de la Telaraña logren saciarse con una dieta constante de emociones extremas, se irán marchitando lentamente hasta quedar reducidos a una carcasa vacía, sin alma. Los habitantes de los Mundos Astronave logramos negar dichos impulsos, pero al hacerlo no cabe duda de que perdemos parte de nuestra esencia. Tal vez los más afortunados de ente nosotros sean aquellos a los que dejamos perecer.
-Guardiana de las Almas Iyanna Arienal, "Meditaciones".

Por su parte, los Arlequines viven también en la Telaraña, pero nadie sabe dónde. Guardan la Biblioteca Negra, el mayor depositorio de conocimientos de la galaxia, y luchan con el Caos allí donde aparece. No toman partido, y actúan por igual ante los Eldar Oscuros de Commorragh y ante los Eldar de los Mundos Astronave, e incluso ocasionalmente visitan los mundos de los Exoditas. Son bailarines-guerreros, hijos de Cegorach que interpretan los mitos de los Eldar, desde los días de origen hasta el Rhana Dandra (el conflicto final en el que la vida acabará), pasando, por supuesto, por la Caída. Cuando representan la Caída, el Gran Arlequín, Maestro de la Tropa, interpreta a Cegorach, mientras que el papel de Slaanesh es representado por el que tal vez sea el más extraño entre los Eldar más extraños: el Solitario. Se dice que su alma pertenece a Slaanesh en vida, y que incluso hablarle equivale a condenarse. Sin embargo, el papel de la Sedienta debe ser representado, no sea que los Pueblos Eldar olviden lo que les acecha. Los Arlequines no llevan Joya Espiritual: su alma le pertenece a Cegorach, quien se la robará a Slaanesh en el momento de la muerte del Arlequín. Se dice que los Arlequines tienen un plan para unir a los Eldar de nuevo y que recuperen su lugar por derecho en la galaxia, y que para ello están dispuestos a usar cualquier medio.

Hay aún una quinta facción Eldar, aunque no se habla de ella. Son aquellos que voluntariamente cedieron a los Poderes Oscuros, especialmente a la Sedienta. Ahora gobiernan los Mundos consumidos por el Ojo del Terror, y son los más mortíferos, destructores, corruptos y seductores siervos del Caos, cada uno de ellos comparable o superior a un Príncipe Demonio de los humanos. Rara vez salen del Ojo del Terror, pero lo harán en el Rhana Dandra, cuando la raza Eldar finalmente alcance su destino.

Actualmente la raza Eldar vigila unos mundos llamados "Mundos Vírgenes" que han sido creados y mantenidos para el momento en el que decidan abandonar sus inmensas Astronaves y vivir de nuevo en tierra firme. Muchas guerras con el Imperio del Hombre han comenzado cuando los pretenciosos mon-keigh han llegado a uno de esos planetas considerándolo suyo, y los Eldar se han visto obligados a hacerles entender, por el único medio que entienden las bestias inferiores, que pisaban terreno Eldar.
Os advertimos de que vuestras acciones tendrían unas consecuencias, y ahora debéis pagar por ellas con sangre.
-Mensaje recibido antes de la Devastación de Assyri
Los Videntes de los Eldar consultan las hebras del destino y tuercen el curso de la historia propia y ajena para mayor beneficio de su raza, dándole a los Eldar de los Mundos Astronave una influencia que parece desproporcionada para una población tan escasa. La Guerra de Armaggedon fue orquestada por Eldrad Ulthran, Vidente de Ulthwé, que de un sólo golpe maestro eliminó a un Kaudillo Orko que supondría un peligro futuro para los Eldar y enfrentó a dos razas menores entre sí: el Imperio y los Orkos. Millones de vidas se perdieron en este conflicto, pero es un precio pequeño a pagar por salvar a centenares de Eldar.
También fue Eldrad el responsable de la supervivencia de los Tau, pero eso es otra historia y debe ser contada en otro momento.
Eldrad ha visto en sus trances el advenimiento del dios que será la destrucción de Slaanesh: Ýnnead, dios de los Muertos, formado por las consciencias de toda la población Eldar muerta. La ironía es que para que Ýnnead despierte, todos los Eldar deben morir. Si la profecía de Eldrad es cierta, para que los Eldar puedan redimirse de su regalo a la galaxia deben morir; sólo así triunfarán.
Sin embargo, Eldrad cree que hay otra forma. Desafortunadamente, cayó en Haranshemash, deteniendo a Abbadon y una de sus múltiples cruzadas que amenazaba con arrasar la galaxia. O eso dicen, porque sus piedras del alma están vacías, sin vida. ¿Sobrevivió Eldrad? ¿Está atrapado en un combate eterno en la disformidad?
Vuestra especie se cree tan magnífica... Pero incluso ahora, en el nadir de nuestro poder, podemos manipularos y dirigiros de la forma que más nos conviene, tan fácilmente como uno aprieta el gatillo que dispara un arma. Nuestro tiempo volverá, Eldrad nos lo ha prometido. ¡Una vez más, vosotros, advenedizos mon-keigh, os arrodillaréis ante nuestro poder! ¡Esta vez no seremos tan piadosos! ¡Os exterminaremos, cada mundo, cada nave, cada uno de vosotros! ¡Eldrad ha visto las estrellas manchadas de rojo por vuestra sangre, y le complace! Nos creéis débiles, pero seremos vuestra perdición, hijos de la Tierra.
-Explorador Eldar capturado por la Inquisición.

Me dejo muchas cosas en el tintero, pero es que unir información de varios Codex, reglamentos, novelas... Daría para centenares de páginas, y hasta yo tengo un freno. En resumen: los Eldar son probablemente la raza con un trasfondo más interesante, multifacetado y rico del 40k, al menos a mi entender. Espero que, después de leer esto, los veáis un poco más como yo.

2 comentarios:

  1. Quizá consigan algo el día que dejen de considerar inferiores a las demás razas. Mucho "éramos los más grandes" y "las profecías prometen tal y cual", pero lo cierto es que quedan un puñado de eldars y en objetivos muy localizados. ¿Los tiránidos también son inferiores? Pues a punto estuvieron de desayunarse un mundo astronave. ¿Los humanos son inferiores? Pues deshaceos de ellos, si son tan "monos".
    En vez de unirse con otras razas se dedican a minar los esfuerzos por derrotar al Caos. Cada soldado sirviendo en Armaggeddon no está sirviendo en el Ojo del Terror. Me pregunto si pedirán ayuda cuando se alcen los Antiguos; probablemente su orgullo les impida ver con claridad.
    Pobres criaturas, reliquias de tiempos inmemoriales. Dejad paso a las nuevas generaciones y retiraos a vuestros mundos vírgenes; prometemos no devastarlos, salvo que haya recursos de valor.

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  2. An dejado de ser los Elfos del espacio
    Para ser los Emos de la diformidad.

    Eldar bienvenidos a vuestro apocalipsis
    tito Slaanesh a venido a recogeros....

    A cambiado bastante mi punto de vista de los Eldar perooooo
    estan destinados a desaparecer (es un pena)

    Arigatô por la narración

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